¿Puede ser una cerdita una mascota? El señor y la señora Watson entienden que sí. Viven apaciblemente junto a su cerdita Mercy en una casa con jardín. Sus vecinas, las hermanas Lincoln, plantan bellas flores en el jardín de al lado. ¿Qué hace la cerdita Mercy al olisquearlas? Se crea tal lío que tiene que intervenir la oficial de Control de Animales, Francine Poulet. Pero, ¿dónde se ha metido Mercy? Ha seguido el rastro de una promesa infantil, tomar un té con pastas. En la búsqueda de Mercy, la oficial Poulet intenta pensar como una cerdita. Ummm, difícil tarea. Una historia divertida, de vecindad y de convivencia con animales domésticos. La forma de entenderlos que tenemos los humanos y la que tienen ellos de entender nuestro mundo civilizado y ordenado. Las ilustraciones de Chris van Dusen son muy elocuentes. Unen el atractivo retro con personajes hiperbólicos que aprovechan el humor irónico y la alegría de vivir de la narración. Los colores de gouache brillante incrementan la energía en cada página.

Biblioteca Pública de Burgos