Luna ha aprendido a aprender. Pero no solo de las matemáticas, de la clase de trompeta y de todas las actividades que ocupan su día a día. Sabe que hay otras cosas que podría hacer como gritar, correr, saltar…en definitiva, sentirse libre y salvaje, romper con las rutinas de una niña responsable y ordenada como ella. Pero ¿cómo se hace eso? La primera lección de su nuevo aprendizaje la recibe de una estrella fugaz que la guía hasta el bosque donde habitan los lobos, animales fascinantes y salvajes por excelencia. Luna aprende de los mejores maestros. La manada de lobos le enseña a permanecer en calma, escuchar, percibir, sentir, jugar y, por supuesto, aullar. Llevando consigo esas costumbres lobunas, la protagonista vivirá de forma mucho más libre su vida y disfrutará plenamente de todo lo que la rodea. Con unas ilustraciones relajantes y unas frases directas y concisas, la autora, además de introducirnos en un ambiente bellísimo y misterioso, desmonta la denostada figura del lobo como fiera enemiga del hombre.

Biblioteca Pública de Ávila