La pobre lombriz es una incomprendida: siempre la confunden con las orugas a pesar de que no se convierte en mariposa. También hay muchos animales que se la quieren comer: pájaros, topos… a pesar de que no tiene dientes, ni armadura, ni forma de defenderse.

Tampoco sabe nadie por qué se pasa la vida excavando túneles si luego no vive en ellos y, además, tiene que salir cuando llueve pues se inundan y puede acabar ahogándose.

Pero lo más extraño es que nadie sabe para qué sirve su cola, ni por qué cuando cayó el rayo, la mitad de la lombriz se separó y no sabemos dónde fue a parar. Ni qué pasaría si volviesen a encontrarse, ¿se reconocerían…? Ni siquiera Darwin lo sabe. Los textos de divulgación científica siempre crean recelos a la hora de leerlos y causan rechazo porque pensamos que son aburridos. Sin embargo, este breve tratado de historia natural nos introduce en el desconocido mundo de las lombrices a través de simpáticas ilustraciones y párrafos llenos de sentido del humor que nos hacen sonreír mientras leemos sobre estos gusanos que viven bajo nuestros pies.

Biblioteca Pública Municipal de La Cistérniga (Valladolid)