Esta novela narra la historia de Koko, «la historia de la niña alegre y despistada que perdió su cola y viajó al mar a buscarla y de las aventuras que corrió junto a Miércoles, el niño más guay de Ciudad del Boom». El libro evoca otros viajes increíbles y fantásticos como el de Ulises (héroe legendario de la Odisea de Homero, mencionado expresamente en el texto), el de Chihiro (protagonista de la película de animación de Hayao Miyazaki, sirviendo el dinamismo de su trabajo como inspiración para la autora de Koko) o el del Principito (personaje creado por Antoine de Saint-Exupéry que, como Koko, va encontrándose con personajes variopintos descubriendo valores como la amistad).

Un amigo de Koko cuenta que «los libros son muy útiles y están llenos de respuestas» y, en concreto, esta novela nos enseña que una fantasía ecológica no debe ser únicamente un sueño sino que debería convertirse en una realidad ecológica. Si la clave del ecotono (entendido metafóricamente como lugar de interacción entre dos espacios) es el equilibrio, tenemos que implicarnos como sociedad buscando un equilibrio entre el espacio artificial (generador de residuos, contaminación, pérdida de biodiversidad...), simbolizado en la ciudad, y el espacio natural (generador de recursos, bienestar...) porque, parafraseando a Koko, «hacer daño a la Naturaleza es hacernos daño a nosotros mismos».

Esta novela, de temática ambiental, va dirigida al público infantil de más de nueve años, aunque es recomendable para cualquier persona curiosa. Está escrita por Ana Belén Ramos e ilustrada por María González, cuyos dibujos destacados en amarillo ayudan a iluminar la obra. En definitiva, Koko: Una fantasía ecológica es un elogio a la Literatura y la Naturaleza que fascina desde la primera página y encandila hasta la última. 

Biblioteca Pública Municipal de León. Punto de Lectura La Inmaculada