Iris Fallowfield tiene 11 años y se porta muy bien en la escuela cumpliendo las normas de manera estricta. Vive en Todocemento, ciudad presidida por el hormigón espléndido, fuerte, sólido, enemigo de la naturaleza, no existe nada que supere a esta criatura. Iris encuentra un sobre con Semillas Mágicas en el patio de su casa y a partir de entonces unos acontecimientos paranormales empezarán a ocurrir. La mujer que creó las Semillas Mágicas se llamaba Agatha Strangeways y vivió en el siglo XIX. Las tierras fueron envenenadas y Agatha ideó una venganza aterradora, difícil de imaginar. Las semillas mágicas, con la complicidad de Iris que se salta todas las normas, se desplazarán por los cabellos de los habitantes de Todocemento y se autosembrarán. Las especies vegetales no germinan en las macetas, sino en las cabezas de los habitantes de la ciudad. La escritora nos va introduciendo en la historia paulatinamente con personajes rico y mucho humor. El libro plantea cuestiones relacionadas con la ecología. Las ciudades requieren espacios verdes que proporcionen oxígeno y alegría. Con los arbustos en su cabellera, coexistiendo personas y flora, agradeciendo la luz, el sol y el viento, se consiguen ecotonos andantes de lo más divertido. Biblioteca de Castilla y León. Biblioteca Pública de Valladolid