Heidi se publica en 1880 y es un libro de su tiempo. Demasiada carga religiosa, demasiado romanticimo ideal en las descripciones de la naturaleza, demasiada resignación en la niña protagonista. Sin embargo, podemos decir que Heidi  es un clásico. Bajo o sobre todas estas capas hay literatura. Johanna Spyri construye con palabras dos protagonistas complejos: Heidi y su abuelo que sufren, se alegran y van transformando su manera de ser a medida que la vida transcurre y surgen los conflictos.Y los rodea de otros personajes, que quizá jueguen un papel más simbólico: Pedro y la abuelita (el mundo rural) El señor y la señora Sesseman, Clara, la señorita Rottemmeier ( el mundo de la burguesía industrial) a los que dota de gracia, humor, inteligencia y simpatía. Ciudad/ Mundo rural; Arcaismo/ Modernidad; Soledad/ Grupo; Enfermedad/ Salud. La obra se construye a través de oposiciones y vamos con Heidi creciendo desde la niña salvaje a la niña educada y lectora, que no ha perdido en su camino la compasión que siente por el dolor de los que sufren: Clara, la abuelita y el abuelo. Y en este crecer, la naturaleza sigue siendo su razón de ser, su felicidad  y su salud que comparte con los que le rodean. Nos ha gustado mucho como Johanna Spyri refleja las nuevas tendencias educativas del momento poniendo de relieve los métodos para enseñar a los niños a leer: ¡con libros ilustrados! y con motivación. Todo esto lo hemos hablado en el club de lectura. Un espacio lleno de voces que se preguntan por la actualidad del libro o por sus cargas ideológicas que lo alejan de nuestras sensibilidades actuales. Un libro sobre el que pesa la serie japonesa que todas hemos visto y de la que hay que alejarse para ir más allá de las anécdotas y entrar en el alma del libro que canta a la naturaleza como fuente de felicidad y emociones.