La autora realiza un curioso y divertido repaso por algunos hallazgos arqueológicos importantes que ocurrieron de manera fortuita y en la mayoría de los casos realizados por personas no profesionales: campesinos, pescadores, cabreros, mineros, niños... En cada capítulo, y siempre con un tono humorístico, repasa el contexto histórico en el que se produce el descubrimiento y cómo es la evolución desde ese primer momento hasta su estudio posterior y su valoración. El libro propone además una reflexión que muchos arqueólogos defienden que consiste en mantener oculto lo que no tiene todavía una explicación y conservarlo para cuando los avances en la ciencia permitan darle sentido. En el libro aparecen descubrimientos que supusieron un giro importante en el conocimiento de la evolución de la humanidad como: la piedra Rosetta, las pinturas en la cueva de Lascaux y otros que completan datos para la historia. En la parte final del libro se recogen algunos consejos para los que de forma azarosa se topen con algún descubrimiento: tocar lo menos posible y avisar a los que saben. En el fondo de la tierra hay muchos datos del pasado que podrían darnos explicaciones sobre la humanidad que hoy no tenemos.

LINA