Maestra, promueve la lectura infantil y las bibliotecas escolares desde los centros educativos, a través de las redes sociales y de un blog, con el nombre de Biblioabrazo. Actualmente trabaja de asesora en el Centro de Profesores de Cáceres.
Ha coordinado un trabajo intenso en varias bibliotecas escolares que han recibido premios nacionales y regionales, y compartido este aprendizaje con maestros y maestras desde los Centros de Profesores, Seminarios y Jornadas. He realizado trabajos didácticos para la editorial SM y para la Asamblea de Extremadura. Ha participado como ponente compartiendo mis experiencias de lectura en JALEO (Valencia), Lanzarote, Tenerife, Arucas (Islas Canarias), Jornadas APFRATO (Granada), Sevilla, Fuenlabrada (Madrid), Ciudad Real, Salamanca, Zaragoza, además de muchos centros educativos y Centros de Profesores de mi Comunidad Autónoma, Extremadura.
¿Cuál es tu animal cercano favorito? ¿Y el menos favorito?
Mi perro Book. Le adoro. Me habla con sus ojos, con sus orejas y con el rabo, y nos entendemos perfectamente. Se acurruca a mi lado con mucho amor.
El animal menos favorito son las pulgas. Realmente son muy antipáticas.
¿Vives con algún animal? ¿Tiene nombre?
Dentro de casa viven dos perros: Book y Kim. Y fuera de casa vive un murciélago en la lámpara del porche de la cocina al que llamamos Bati; una golondrina que se ha instalado en una cesta del porche a la que llamamos Paquitacomo mi madre, que murió hace muchos años y no quería dejar de nombrarla; dos conejos en el zarzal al lado del arroyo que entran y salen de sus madrigueras libremente y a los que vemos al atardecer y al amanecer; una familia de lagartos ocelados en un muro viejo de la casa y que toman el sol tranquilamente; una pareja de abubillas que anidan cada año en el agujero de un muro… tengo una casa en la sierra donde he aprendido a mirar sin fin a los animales, a los árboles, a las nubes y a las estrellas.
¿Recuerdas algún cuento que te gustara cuando eras pequeña que tuviera un animal como protagonista?
Sí. Recuerdo los cuentos que nos contaba el lechero cuando iba a casa a llevar la leche y en la cocina mis hermanos y yo le escuchábamos con los ojos como platos contar cuentos mínimos, encadenados , de nunca acabar… en los que siempre había animales. Recuerdo muy bien El pollito de la avellaneda, que además del ejercicio de memoria que nos parecía increíble, ahora pienso que la tradición narrativa ya nos hablaba de la dependencia que todo y todos tenemos en el Planeta para que sea Vital.