Lucas, es un joven invidente, intrépido, soñador y aventurero, que se embarca con su tía en un viaje a la naturaleza hasta los Apeninos dentro del paraje de los Cien Pasos, donde sus agudos sentidos le muestran un mundo desconocido para los demás personajes que le acompañan en la ruta. En su excursión se cruza con una cría de águila, llamada Céfiro, que había sido secuestrada por unos cazadores furtivos. Gracias a la ayuda de Lucas, que es capaz de percibir las pistas que la naturaleza presenta más allá del sentido de la vista, los agentes forestales podrán para salvarla y devolverla al nido. Lucas, a través de la percepción con otros sentidos como el oído, el olfato, el tacto y el gusto, vuela, descubre y conoce la naturaleza, casi mejor que a sí mismo. Descripciones novedosas, alternativas a la luz y colores, de quien no puede ver y es capaz de percibir de otra manera lo que le rodea. En Cien pasos para volar, el joven Lucas, aunque perdió la vista de niño, es un apasionado de la montaña y los animales y es capaz de vivir la naturaleza con gran intensidad. En la intersección de los sentidos, el libro invita a los lectores a experimentar un gran número de sensaciones en las que se mezclan, como en los ecotonos, ruidos y olores, impresiones táctiles y olfativas…que hacen más rica la vida y más intensa. Biblioteca Pública Municipal de Villares de la Reina (Salamanca)